-Una sonrrisita, una sonrrisita, regalame una sonrrisita- decía mi esposo al ver mi cara de desilusión.
En realidad regresé con una cara de muy pocos amigos de haber ido a la farmacia a pesarme. Ya la semana pasada tenía mis dudas acerca de la calidad de la balanza que tengo en casa de mi madre; pero aun así valoré su resultado como un veredicto real.
La semana pasada en la balanza de mi madre (dado que no tengo uno propio pido me lo preste), tuve un pesaje de 135 kg. Debo admitir que cometí un grave error al comenzar esta dieta, este nuevo estilo de comer y de vivir. No me pesé al principio.
Esto tiene como resultado que no he llevado un control estricto de mis progresos.
Por lo tanto ésta semana tomé la determinación de ir a pesarme en la farmacia.
Las personas que no han tenido el problema del sobrepeso durante tanto tiempo como yo, que toda mi vida he sido gorda, no saben lo que significa para mi pesarme. poner todas las ilusiones en una máquina y al final rogar que esté equivocada. se siente como ir a la guerra y perder una batalla...
así que con el casco bajo mi brazo, con la mirada derrotada, con mis ojos húmedos... Regresé a casa con mi papelito de pesaje oficial.
Señoras y señores, tengo encima un índice de masa corporal de 59,5%, lo que se deriva de la relación entre mis 1,73 de estatura y mis ....
138,9 Kg.
Las palabras de mi esposo que me apoya en este proceso de cambios de una forma increíble, primero fueron de incredulidad, y luego me dijo aquellas conocidas palabras...
-Quizás perdiste la batalla pero no la guerra, ánimo!.
Entonces tomaré éste pesaje como el oficial, como el génesis, como el principio del fin de mis problemas de peso. Si!, eso es, el GÉNESIS.
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