Durante mis 26 años he negado esta conversación, pero simplemente no podía postergarse ni un día más. Yo lo sabía y ella también. Así que como ella siempre ha sido de armas tomar, me dijo secamente:
- ¿Por qué ahora?
recuerdo que le dije muchas cosas, le dije lo primero que atravesó mi mente.
- Porque estoy cansada.
Así sin más, con tan solo decirlo siento que ya habría rebajado unos 5 o 6 kilos al menos. estoy cansada de la vida que llevo, y en una oportunidad leí que si uno desea dejar de cometer los mismos errores, debe dejar de seguir obrando igual. CAMBIAR.
Todos los grandes cambios comienzan con una confesión, y éste nos ería la excepción.
-Estoy cansada de vivir al margen de mi vida- Le dije simplemente - harta de que mi cuerpo no esté hecho para el mundo en el que vivo, agotada de tener que explicar y explicar que soy así porque soy feliz... de mentir.
Con esas últimas palabras, logré que mi madre alzara sus cejas. había estado escuchando todo en silencio, hasta que finalmente lo rompió:
- Y que hay con eso de que "me quieren así"? - dijo ella.
- Sigo pensando que quien me ame deberá ser por lo que tengo para aportar a la relación, y no por lo que deba perder en peso. Yo sigo siendo yo misma, solo digo que estoy cansada.
Y fue entonces cuando lo dije, salió tan natural como si hubiera estado ensayándolo por meses, quizás por toda una vida de obesidad. La verdadera razón.
- Porque aunque pensara lo contrario mamá, ser gorda es más difícil que hacer dieta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario